Foro teórico: “Una perspectiva de género para el audiovisual y las artes”
Crear desde una mirada que estima al mismo nivel el discurso femenino y masculino en las artes se va tornando una práctica natural en el mundo actual. En atinada respuesta a esa voluntad, el Festival de Cine de Gibara manifestó su disposición a asumir el debate que se deriva de las diversas formas de expresar la cultura del respecto a la diferencia y la equidad de género.
El 3 de agosto se celebró el foro teórico: “Una perspectiva de género para el audiovisual y las artes”, acogido en el horario de la mañana en la Casa de la Cultura gibareña. Yumey Besú, Sergio Cabrera, Berta Carricarte, Rochy Amenmeiro y Liliana Lam fueron los nombres convocados para esta charla.
Minutos antes de abrir el panel, Yumey Besú, productor de eventos, y quien además encabeza y representa al proyecto CartelON. Gráfica Cubana Estudio-Taller, había inaugurado la exposición Mujeres en mayúsculas, conjunto de carteles serigráficos realizados por diseñadoras sobre títulos de cine. El especialista ahora destacó los nombres de Clara Duquesne, Cecilia Guerra y Concepción Robinson, que hicieron puntualmente carteles en la década de 1960 y 1970. Besú aseguró que en la década del 90 se puede hablar de la presencia significativa de mujeres diseñadoras en la cartelística, aunque continúa predominando el sector masculino si se plantea la cuestión en términos estadísticos. Sin embargo, sostiene que aumenta la participación de féminas en concursos y otras convocatorias para la realización de carteles en el país.
Sergio Cabrera, coordinador general del proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, instó a promover la cultura del encuentro, en medio de un mundo inmerso en el desencuentro y el individualismo, que trata la cotidianidad como si los problemas fueran cuestión de islas, obviando los intereses de algunos sectores sociales. Según expresó Cabrera: “Existen deudas sociales que también sufren los hombres desde otras situaciones y otros conflictos”. Luego centró su intervención en “la cultura de la escucha”, al reconocer que a veces queremos traducir la vida de los demás sin escuchar sus voces y sus reclamos, e intentamos poner de nuestra cosecha y canalizarlo a través de nuestras propias frustraciones. Habló también de una tercera cultura, la de la civilidad, en estos términos: “En la medida en que seamos más cívicos y entendamos que tenemos la misión de crear ese civismo haremos un mejor país y una mejor sociedad. Esa es la estrategia comunicacional del proyecto Palomas”.
La actriz Liliana Lam disertó sobre el monólogo Favez, a partir de la obra original de José Ramón Brene. Explicó que la puesta en escena, elaborada por Argos Teatro y con la actuación de la propia Liliana y dirección de Alberto Corona, pone el énfasis en el recorrido por los aspectos más significativos de la vida de Enriqueta Favez. Al propio tiempo, reconoce la valía del tema en el contexto de un mundo todavía atravesado por no pocos episodios de homofobia e inequidad de género.
Rochy Ameneiro, destacada cantautora cubana, tuvo bajo su responsabilidad moderar el panel y aportar su visión al tema en debate.
La profesora y crítica de cine Berta Carricarte se refirió a la recurrencia del llamado iceberg de la violencia en el audiovisual cubano, cuestión que pone en primer plano las formas más explícitas y condenadas de la violencia de género e invisibiliza sus manifestaciones más comunes y desgastantes. Por otra parte, comentó algunos pasajes de un texto que publicara hace poco sobre el tema del foro.
“No se trata de echar el guion de contenido sexista a la basura, sino de hacer las adecuaciones pertinentes para salvar la historia que se quiere contar, sin que se convierta en un producto que recicla estereotipos de género. A veces basta con eliminar una frase, oponer una voz asertiva al discurso misógino de un personaje o a una situación de violencia hacia la mujer, que se ha presentado en primera instancia como espectáculo banalizado. El talento y la creatividad pueden valerse de infinitos procedimientos narrativos para neutralizar la male gaze o mirada masculina sexista, cuando se ha adquirido conciencia de su nocividad”.
No sé cuándo llegaremos a contaminar a nuestros cineastas con estas inquietudes, así como a sensibilizarlos con el estudio de estas problemáticas, o por lo menos, advertirlos para que se presenten al diálogo, e incluso busquen asesoramiento profesional en este campo, para bien de sus próximas obras. La alerta contra el sexismo está en marcha internacionalmente. Llegar a un festival, donde ya el jurado esté apercibido contra la male gaze, con una película tarada, es hacer el ridículo.
O se redimen generando discursos libres de sexismo, o habrá cineastas en Cuba condenados a una justificada antipatía, no solo por la factura estética de sus obras, sino, y tal vez, sobre todo, por la decadencia de sus contenidos y la misoginia de sus enfoques, cada vez mejor identificados por las audiencias y sentenciados por el despertar de la conciencia social, que va siendo una masa crítica en términos de reclamo por la paridad de género.
El panel intercambió con el público a partir de la propia diversidad de perspectivas presentes. Artes plásticas, cine y teatro son diferentes plataformas a través de las cuales se expresa el pulso de nuestra época y la vocación de debate, así como el desarrollo de estrategias que pongan fin a la discriminación, el sexismo y sobre todo a la ignorancia que se vuelve frustrante y demoledora cuando se trata de viabilizar la perspectiva de género.