“Conversatorio con actores y actrices”
La última película de Humberto Solás fue la creación del Festival de Cine de Gibara. Eso se ha dicho muchas veces. Y si este Festival es una película, el pueblo de Gibara tiene que ser también un pueblo de película. El propio Solás se dio cuenta y por dos veces lo encajó en su filmografía: en Lucía y Miel para Oshún. En la Casa de la Cultura, el viernes 5 de agosto de 2023, sin embargo, el pueblo de película tuvo la oportunidad de encontrarse con actores y actrices de verdad. Jorge Perugorría, para todos, Pichi, y rostro insigne del cine cubano desde Fresa y chocolate, situado al centro de los invitados a la mesa, comienza exclamando: “¡Pero mira que Gibara es lindo!”.
Al contrario de los días anteriores, en que el encuentro de la mañana se inviste de formalidad ―en esta edición de 2023 se han tratado asuntos medulares como la exhibición y distribución de las películas, la problemática de género en las artes y la conservación y restauración del patrimonio―, el conversatorio con los actores y actrices es una ocasión relajada. Es el momento para que la gente vea moverse y contar anécdotas, en carne y hueso, a las caras que hasta entonces solo han visto en las pantallas de cine y televisión. A las que reconocen, admiran y aman.
Pichi está eufórico y lo confiesa. Va a recibir el premio Lucía de Honor y, según dice, le complace todavía más por “compartirlo con dos figuras tan grandes como la vestuarista Violeta Cooper, una especie de madre para los actores del cine cubano, y ese personaje icónico que es Luis Alberto García”. Luego se pone serio y proclama: “A los gibareños les gusta el teatro y hay que recuperar ese antiguo teatro que tienen aquí”. Para el Festival, cuya dirección asumió desde 2016 y en el que hoy funge como presidente de honor, Perugorría pide: “Tiene que seguir creciendo en importancia para el cine cubano, sobre todo después de la desaparición de la Muestra Joven”.
Un habitual a estas citas, el Manuel de Zafiros, locura azul, Bárbaro Marín, prefiere hablar de la actividad inaugural: “El desfile de este año fue tan caluroso… Y no lo digo solo por el clima, sino por la gente del pueblo, que hace suya esta fiesta. Los actores protagónicos son los gibareños”.
Luego, Mirta Ibarra, la musa del gran Tomás Gutiérrez Alea (Titón), toma la palabra para recordar que “ya tengo el Lucía. Pero me emociono mucho cada vez que vengo. He ido a tantísimos festivales de todo el mundo y ninguno tiene la magia de este, que ha transformado espiritual y físicamente a la localidad. Humberto dejó aquí su espíritu constructor y cinéfilo”.
En su turno, René de la Cruz, otro de los actores enraizados a Gibara y coordinador las galas y puestas teatrales, asegura que “todo el mundo se muere de ganas por venir al Festival de Gibara”. Menciona la valía de la presencia de las artes escénicas y agradece a Maricel Godoy por el espectáculo Ensemble, ofrecido por su compañía Codanza. “Siempre volveremos. Gracias, Gibara”, concluye.
El siguiente es un primerizo en estas lides, a pesar de ser nativo de Holguín. El actor y humorista Félix Beatón, como era de esperar, bromea: “Estoy asombrado con el calor humano de los holguineros”. Otro en su primera vez, Enrique Bueno, un imprescindible en la televisión cubana desde La cara oculta de la luna, dice: “Estoy corroborando todo lo que me decían de este Festival… Se vuelve una adicción”. También debuta en Gibara la arquitecta Adriana del serial televisivo Asuntos pendientes, Flora Borrego, quien dice no saber cómo agradecer la invitación para estar aquí, “en este pueblo mágico, culto”. Se le acercó una niña, cuenta la actriz, de nombre Amelia, que lloraba de emoción al conocerla, y ella lloró junto con ella.
Tras la ronda de los involucrados en la mesa llega la hora para el público. Un jovencísimo periodista de Radio Gibara testifica que la presencia de todas esas personalidades es una “inyección de alegría y honor” para la comunidad. Luego, pide a cada uno que adelanten algo de sus tareas presentes y planes futuros.
Pichi menciona a Isla Verde, evento que este año se inauguró en la Isla de la Juventud y que pretende convertir en el primer festival de audiovisuales ecologistas en el Caribe, con impacto en la educación medioambiental y el desarrollo de un turismo sostenible. Además, advierte de su intervención actoral en La máquina, serie para la cadena de streaming Hulu, al lado de los famosos Diego Luna y Gael García Bernal.
Mirta asevera tener listo un guion para una película, nombrada Neurótica anónima, y también estar en el trance de escribir sus memorias, bajo el título Hasta cierto punto, en alusión a la cinta filmada por Titón y protagonizada por ella en 1983.
De la Cruz menciona una obra teatral de Abel González Melo, En ningún lugar del mundo, en la que además estarán Bárbaro Marín, Félix Beatón y Néstor Jiménez. De una película terminada en República Dominicana y una serie por hacer en Colombia habla Marín. Beatón dice que lo seguirán viendo por la televisión en Tras la huella.
Por su parte, Enrique y Flora acaban de trabajar juntos en un cuento para la televisión, dirigido por Ileana Palacios. Enrique, algo supersticioso, según confiesa, no quiere dar más adelantos, mientras Flora continuará haciendo teatro con la dramaturga Agnieska Hernández en La Franja Teatral y sueña con “vivir su primera experiencia actuando en el cine”.
Y así termina en 2023 esta cita que año tras año se repite en el Festival de Gibara. Algunas caras regresan siempre, otras son esporádicas, aparecen de pronto algunas nuevas, pero su sentido se sostiene intacto. Porque es el instante en que los gibareños, protagonistas de un pueblo de película, se reúnen con los intérpretes que existen detrás de la pantalla, para constatar, entonces, que sus mundos paralelos están mucho más cerca de lo que habían imaginado.