Exposición fotográfica Gibara a través de un celular, de Danier Ernesto González
Cuando en los 2000, el gran director de cine cubano Humberto Solás rodaba Miel para Ochún, en una Gibara olvidada descuidadamente de la geografía del país, Danier Ernesto González, que interpretaba en la película un papel muy breve, tenía doce años de edad. “Tres años después de ese momento se inaugura el Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara. Presencié ese primer Festival cuando estaba en noveno grado y de ahí para acá he estado muy ligado al evento. He participado como fotógrafo en colaboración con el equipo de prensa y esta vez digamos que como artista. Estoy muy motivado por haber tenido la oportunidad de presentar mi exposición”.
Del muchacho que hizo esa breve aparición en un filme legendario de la cinematografía cubana nos queda un Danier, ahora treintañero, aún apegadísimo a sus orígenes y todavía embrujado por la mística del séptimo arte. “Que los gibareños asistan más al cine, continúa siendo un reto fundamental del festival”.
“Soy el hombre del tiempo en Gibara”, cuenta Danier, refiriéndose a su función como locutor en la televisión de la comunidad. En este momento, en el salón del cine Jibá, se inaugura su exposición Gibara a través del celular. Danier camina a través de las personas que hormiguean por la sala, con el esbozo de una alegría calmada, apenas contenida.
¿Por qué ha optado por esta alternativa fotográfica?
En realidad, es el resultado de un hecho inesperado. En el verano pasado estaba por grabarme yo mismo para algo de la televisión de Gibara, relacionado con los huracanes, y entonces, el trípode, la cámara, el micrófono, todo cayó al agua. Perdí eso y entonces decidí realizar mis materiales, videos y fotografías con mi teléfono celular. Y de eso trata la exposición. Las quince fotografías las hice con mi teléfono. Atreverme a usar este medio para crear es una búsqueda también de estar en línea con los tiempos actuales, cuando muchas personas lo utilizan regularmente para dejar la memoria familiar de hechos específicos, por ejemplo. Hoy además la tecnología puede emplearse para concebir producciones hermosas. Gibara se percibe de un modo diferente a través del celular.
¿Qué significado sentimental se esconde detrás de sus creaciones?
La calma, la tranquilidad de la luz de Gibara, el mar de aquí. En la mayoría de las fotografías está presente el elemento del agua. Cuando uno sitúa Gibara en el pensamiento, enseguida evoca su mar. Y también es una ciudad donde la luz tiene su protagonismo.
¿Cómo fue el proceso que condujo a que estas fotografías fueran expuestas?
Tenía varias fotos hechas con el teléfono. Algunas de ellas en particular las coloqué en mi página de Facebook, que se llama Gibara en Fotos. Tiene casi diecisiete mil seguidores. Y algunas fotografías tuvieron gran aceptación, cierto impacto. En resumidas cuentas, a la gente le gustó. Te hablo apoyándome en el número de reacciones, las veces que se compartían, los comentarios que me dejaban en las publicaciones. Eso fue indudablemente una motivación. Así, hasta marzo de este año, cuando le planteo a Sergio Benvenuto Solás la idea de hacer una exposición, de ser posible durante el Festival de Cine, en esta 17 edición. La respuesta de Sergio fue positiva, y a partir de ahí empezaron los preparativos. Desde marzo hasta acá estuve preparándola, y ya hoy es una realidad.
¿Se marcharía alguna vez de Gibara?
No descarto que algún día pueda conocer otros confines de este mundo, visitarlo. Pero en esencia, soy muy de aquí, soy muy de Gibara.