Foro teórico «Cine en peligro: Desafíos en la conservación del patrimonio audiovisual»
El paso del tiempo y las precarias condiciones de conservación amenazan la subsistencia de las obras que conforman la tradición cinematográfica cubana. «Es como una espada de Damocles pendiendo sobre el patrimonio fílmico de la nación», declara Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, en el arranque del panel titulado «Cine en peligro: Desafíos en la conservación del patrimonio audiovisual».
En la Casa de Cultura de Gibara resuenan este 17 de abril las palabras del hombre de cine laureado en la 19 edición del Festival Internacional del Cine Pobre con un Lucía de Honor, cuando agrega:

«Un país sin memoria no existe. Y esa memoria está en las películas, por lo que hay que intentar que se preserve todo ese patrimonio, y sobre todos los soportes, porque no sabemos en cuál sobrevivirán mejor».
La carencia del escáner adecuado impide la digitalización de estas cintas y hace depender de las alianzas para proceder a su restauración. Castillo habla de las experiencias con la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, entidad que facilitó la restauración de los dos animados de Juan Padrón con su personaje Elpidio Valdés que podrán ser disfrutados esta semana en la pantalla al aire libre del evento gibareño. También, de los contactos con la institución española que recuperó la documentalística de Nicolás Guillén Landrián y del pack con toda la obra restaurada de Sara Gómez que elaboró la prestigiosa Criterion Collection.

En el Festival del pasado año estuvo Josef Lindner, el archivista de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS), quien contó sobre su experiencia en la vuelta a la vida de varias cintas del emblemático Tomás Gutiérrez Alea (Titón): Los sobrevivientes, Una pelea cubana contra los demonios, El arte del tabaco y La muerte de un burócrata.
Castillo cuenta hoy que Lindner le dijo de esta última que era «la película más dañada con la que había trabajado nunca». En este proceso de rescate, lamentablemente, todavía «estamos muy a la saga», según confiesa el destacado investigador del cine cubano. Otra obra de Titón y clásico ineludible de la cinematografía nacional, Memorias del subdesarrollo, ha podido ser salvada gracias a Martin Scorsese y su Film Foundation, al igual que Lucía, de Humberto Solás.

Pero a Solás, otro referente incuestionable del cine cubano, no le ha asistido tanto la suerte con el resto de su filmografía. Aunque, según asegura Luciano Castillo, «su extraordinario documental Cantata de Chile va a ser rescatado merced a la colaboración con una entidad chilena».
Otras voces se escuchan también en este foro teórico, moderado por el periodista Rubén Ricardo Infante, que versa sobre tanto buen cine en peligro. Tania Delgado alude a la nueva vida que cobran todos esos clásicos del ayer en el espacio de los festivales cuando son devueltos a condiciones decorosas. La directora del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana apunta que «por una cuestión de nostalgia, o por verlo en pantalla grande, atrae mucho al público la presentación de cine restaurado. Ese cine no tiene solo valor de archivo, sino que su rescate hace que vuelva a entrar en los circuitos de exhibición y distribución».

A su vez, Elvira Rosell, la programadora del Festival de La Habana, informa sobre la gestión que hacen en su videoteca no solo para la adecuada guarda y conservación de todos los materiales audiovisuales enviados al evento, sino para facilitar además la posibilidad de verlo en determinados circuitos, especialmente en los estudiantiles.
Por su parte, Susana Molina llama la atención sobre la necesidad de preservar no solo las películas. «Los carteles, las salas de cine, el vestuario y las cámaras empleadas en las filmaciones, todo eso forma parte igualmente del patrimonio cinematográfico y hay que cuidarlo también», expresa la directora de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños.

Ella pone el ejemplo de la Casa de Fotos, un espacio dentro de su institución de enseñanza que es el más empleado por los estudiantes como locación para sus ejercicios audiovisuales. Este lugar quedó muy dañado por el paso de un huracán. Pero cuando el ICAIC proporcionó fondos para la recuperación de la escuela, decidieron dar prioridad a su rescate por delante de otras áreas lastimadas.
En la propia EICTV hay una gran videoteca donde se almacena toda la creación de los estudiantes que han pasado por ahí. Molina siente gran orgullo de «ese archivo fílmico de los muchachos», y hace la anécdota del reciente Festival de Cine de Benidorm, el cual estuvo dedicado a Cuba y específicamente a la EICTV.

«Dos excelentes realizadores españoles que son graduados de la EICTV, Benito Zambrano y Jaime Rosales, quedaron muy emocionados de poder ver en ese Festival sus creaciones primerizas. Esta es otra ventaja de la videoteca que mantenemos: permitirle a un director de cine hacer todo su recorrido de vida, desde los propios orígenes profesionales», afirma Molina.
Para el cierre, Luciano Castillo toma la palabra y felicita a la cita de Gibara por su empeño en abordar el asunto del patrimonio fílmico y por la preocupación de ir en la búsqueda de alternativas, en medio de la crisis que atraviesa el país, para salvar el cine nacional de todos los tiempos.
De momento, el cine cubano parece estar entre la espada de Damocles del tiempo y la pared de las dificultades económicas. Pero hay mucha gente alerta y que no anda cruzada de brazos.
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