El 18 Festival Internacional de Cine de Gibara no solo es para obras terminadas. La reincorporación del concurso de Cine en Construcción, con un jurado integrado por el guionista cubano Arturo Arango (presidente), Claudia G. Covarrubias, productora de Estudios Churubusco Azteca SA, y el productor y promotor italiano Antonio Urrata, dará la oportunidad a proyectos de realización audiovisual, en distintas fases de su producción, para competir por premios de servicios de posproducción que serán aportados por Orizzonti Hub Italia-Cuba y también por posible distribución futura que allanarán el camino a la culminación de esas películas.
Por tratarse de cintas en proceso, no aptas aún para ser exhibidas, no cabe brindar información detallada de cada una de las competidoras, pero sí ofrecer una caracterización general de lo que concursará en Cine en Construcción. De entrada, hay que apuntar el número de 23 proyectos en lidia, distribuidos en 4 largometrajes de ficción, 10 largometrajes documentales, 6 cortometrajes de ficción y 3 cortometrajes documentales, con una representación por países que incluye a Cuba (9), Colombia (4), Argentina (4) y México (3), además a Italia, Brasil y Perú (con uno per cápita), incluidas tres coproducciones que involucran a Cuba, España, Italia, Brasil, Argentina y México.
En este festival de 2024, donde tendrá protagonismo la situación de los pueblos indígenas, es significativo que este asunto aflore en varias de las obras en construcción. Aparece el rescate de la herencia taína en Bajo la corteza, del cubano Daniel Ross Diéguez, y la sobrevivencia de las tradiciones mayas en Boli derretido, del mexicano Augusto Castillo Ancona, mientras el argentino Guillermo Costanzo denuncia la violencia contra los pueblos originarios en Indio muerto.
El pasado personal y la historia nacional, el deporte y el arte, el amor y el desgaste matrimonial, la familia, la vejez y la pérdida de los seres queridos, el racismo y la violencia contra la mujer, los dramas cotidianos de la carestía de la vida y la gente que vive de la basura, la crisis ambiental, la prensa y los derechos humanos son otros de los asuntos abarcados.
Alrededor de este amplio abanico de temas urgentes y universales se mueven estos proyectos llegados a Gibara con la esperanza de terminar algún día en los cines. Y nosotros, los espectadores, les deseamos también mucha suerte y aguardamos por el momento en que esas historias humanas puedan impactarnos en los ojos y los corazones.